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Seminario La Morada: 40 años contra todos los golpes

Seminario, Museo de la Educación, sala Lucila Godoy 15 de diciembre 2023

El viernes 15 de diciembre llevamos a cabo nuestro Seminario La Morada: 40 años contra todos los golpes, con ánimo de celebración, de conmemoración y de reconocimiento a nuestro camino recorrido desde 1983, iniciado en plena dictadura civil militar, un camino reconstruido y reanudado tantas veces con porfía y creatividad. Y también de reconocimiento a nuestras compañeras, las más porfiadas, las más perseverantes y las que han recorrido ese largo camino junto a tantas otras más.

Llevamos a cabo este seminario como pensamiento y como acto colectivo de encuentro en el espacio de la memoria que hoy se nos presenta como escenario político para la reafirmación de nuestra voluntad feminista de imaginación, pacto y acción emancipadora y con el objetivo de articular la dimensión de la memoria con la de una imaginación de futuro para situarnos en el plano social, político y del pensamiento, con propuestas feministas en los distintos ámbitos de nuestra acción.

Nos acompañaron amigas, compañeras feministas de todos los tiempos y tantas que se sintieron convocadas a participar en este espacio de encuentro, memoria, reflexión y diálogo. Asimismo, nos acompañó al inicio la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género, así como también la Diputada, Lorena Fries, quien además tomó parte en uno de los paneles. Disfrutamos también de la compañía de Gina Vargas, feminista peruana, investigadora y socióloga, y de Lilian Celiberti, maestra y feminista uruguaya, quienes también tomaron parte en paneles de conversación. Pero, no todas pudieron estar, hubo algunas que por lejanía no pudieron asistir pero nos mandaron sus cariñosos saludos: Ana Falú de Argentina, Lucy Garrido de Uruguay y Bethania Avila de Brasil.

Iniciamos el seminario con las palabras de bienvenida la directora de La Morada Pamela Paredes, un saludo de reconocimiento de Antonia Orellana, Ministra de la Mujer y Equidad de Género. Tras ella tomó la palabra Francisca Pérez, integrante histórica de La Morada, para cerrar con las palabras de Margarita Humphreys, integrante de La Morada y coordinadora general del proyecto Memoria y construcción del Archivo La Morada 2023.

La directora de La Morada comentó: «quisiéramos que este pasado que traemos al hoy, sea un legado que desafíe a mirar y ofrezca experiencias para el presente y el futuro. Así, esta historia, nuestra historia como eslabón del movimiento feminista, puede llegar a ser más que un recuerdo complaciente, más que un conjunto de fragmentos o de una nostalgia, y aportar a prácticas políticas que se hagan cargo de que el mañana, será la memoria que hacemos hoy a partir de una trayectoria hacia nuestro horizonte«.

Por su parte la Ministra, Antonia Orellana, agradeció a La Morada su participación desde la institucionalidad con el Ministerio, puesto que «cuando asumimos el 2022 había un abismo vacío entre el Ministerio y las organizaciones, que abrieron camino para que esta institucionalidad fuera posible, tanto con las nuevas formas de organización de las mujeres jóvenes y mujeres mayores. Por lo tanto, la participación de La Morada, como de otras organizaciones, en espacios como el Plan Nacional de Igualdad, fue para nosotras muy significativa«.

Luego, dimos inicio a los paneles partiendo por El derecho. Trama y conjura patriarcal coordinado por Verónica Matus junto a Alondra Carrillo, Lorena Fries y Sofía Brito. Seguimos luego con el panel Escrituras de la diferencia sexual. Al finalizar la mañana, entregamos los reconocimientos a participantes del concurso de ensayos La Morada: 40 años de acción emancipadora contra todos los golpes

Momento emocionante y alegre fue el reconocimiento a nuestras compañeras, las que han estado por años en haciendo el camino y horizonte uno solo: Vero Matus, Olga Grau, Vicky Quevedo y Raquel Olea.

Ya en la tarde partimos con el panel La Princesa Caballero mesa coordinada por Francisca Pérez, coordinadora del Centro Clínico Eloisa D, La Morada, e integrada por Azul Moraga, Margarita Humphreys y Marcela González, psicólogas y psicoanalistas.

Luego seguimos con la mesa Chile 2023, memoria y política feminista integrada por Marcela Ríos y Lilian Celiberti, coordinada por Mara Sabrovsky, integrante de La Morada.

Y, finalmente, el cierre con El feminismo por-venir donde compartieron el panel Gina Vargas, Javiera Manzi y Verónica Matus.

El video del seminario completo está disponible en el Youtube @radiotierrahistorica en este enlace

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Convocatoria NUNCA+ la democracia bombardeada

Desde La Morada llamamos a participar en la actividad NUNCA+, que se realizará en La Moneda el día 10 de septiembre a las 20 horas. El fin de esta convocatoria está en el marco de los 50 años del Golpe cívico-militar , donde recordamos nuestro recorrido de lucha y revolución que ha marcado el movimiento feminista en el país a lo largo de los 40 años que conmemora La Morada este año. Nuestro deber es seguir organizándonos y caminar juntas, tal como lo hemos hecho tantas veces y tal como lo hicieron y lo siguen haciendo las mujeres de las organizaciones de derechos humanos para exigir esa verdad y justicia.

Desde cada una y en colectivo, expresamos NUNCA+  un golpe de Estado, NUNCA+ censura, NUNCA+ desapariciones ni ejecuciones, NUNCA+ búsquedas sin respuesta, NUNCA+  erradicaciones, NUNCA+ imposiciones.

Debemos ir vestidas de negro y en el más absoluto silencio con la frase NUNCA+ prendida en el pecho y una vela en la mano.

Orientaciones para las participantes

1. Esta actividad es de mujeres. 

2. Se realizará en cualquier condición climática, llueva o haga frío.

3. El punto de encuentro es calle Morandé frente a La Moneda a las 20.00 hrs.

4. Todas las mujeres participantes deben asistir vestidas de negro y traer una vela blanca con un cartucho que impida que se quemen.

5. Todas las participantes se pondrán en el pecho con un alfiler un cartel blanco que dirá “NUNCA +”, el que será entregado por las organizadoras. La idea es no portar otro cartel o símbolo para darle fuerza al mensaje común.

6. A las 20.15 y mientras las mujeres van llegando, se irá formando una fila que va a rodear La Moneda. Es muy importante respetar las indicaciones de quienes estén con megáfono -con brazalete- para que la acción salga coordinada.

7. Cuando el tambor marque el inicio del movimiento, a las 20.30, iremos caminando en riguroso silencio y con un mismo ritmo para darle fuerza y dignidad a nuestro andar.

8. Se solicita que las caminantes se concentren en el ritmo, sus pasos y la vela que van portando, sintiendo que formamos parte todas de una vigilia colectiva. Se pide que no usen el celular, no saquen fotos y no conversen entre sí. Habrá fotógrafas que registrarán nuestra acción y compartiremos ese registro.

9. Estar atentas a las indicaciones de quienes estén con megáfonos y dirigiendo la caminata y sostener el ritmo que nos vayan marcando.

10. Es importante que no respondamos a provocaciones que puedan venir de personas ajenas a nuestro acto y, por más agresivas que puedan ser, mantener la calma y seguir las instrucciones de las organizadoras que tendrán un brazalete.

11. A las 22.00, y siguiendo las instrucciones de las organizadoras, nos reuniremos en la entrada sur de La Moneda (Alameda), para leer juntas el texto del “NUNCA+” que será repartido esa noche. Dejaremos las velas encendidas en la disposición que se nos indique, lo que será parte de nuestro acto.

12. A las 22.30 hrs, después de leer el texto y dejar las velas, daremos por finalizada la vigilia y nos retiraremos del lugar. 13. La fuerza de la vigilia está en el mensaje directo y común compartido: NUNCA+. Por ello, no realizaremos rayados ni incluiremos otros símbolos como banderas o lienzos.

Organizaciones convocantes

Mujeres por la Vida

Observatorio de Género y Equidad

Red de Periodistas y Comunicadoras Feministas

Corporación Humanas

Ni Una Menos Chile

Centro de Estudios de la Mujer

La Morada

Fundación Ciudadana de Derechos Humanos

Hora Constituyente

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El derecho a la memoria feminista

Los 40 años de La Morada y un archivo en construcción

  • Por Mayron Sills
  • Periodista El Mostrador Braga

Una organización feminista, autónoma y sin fines de lucro nacida al calor de las primeras jornadas de protestas nacionales contra la dictadura cívico-militar en 1983. Tras casi 40 años de una trayectoria marcada por la construcción de un pensamiento y activismo feminista, La Morada ha sido parte de la fuerza política y social del movimiento chileno y latinoamericano y en mayo de 2023 inició la construcción de su Archivo abierto por y para las memorias pasadas, presentes y futuras.

Un espacio de búsqueda y de construcción de nuevas relaciones de poder que ponen en conexión la acción política, la subjetividad de las mujeres, sus prácticas y lenguajes abriendo camino a las transformaciones culturales y políticas que amplían la democracia. Esa es la definición de La Morada, una organización actualmente conformada por 13 socias en las que conviven diversas generaciones de mujeres.

Margarita Humphreys es una de ellas y en la actualidad es la Coordinadora General del Archivo de La Morada. En 1996 llegó al espacio para realizar su práctica profesional en psicología. Si bien su inquietud primera se relacionaba con una formación psicoanalítica basada en Derechos Humanos, también se vinculó al deseo de conocer el trabajo de quienes llevaban la vocación feminista a la lucha contra la dictadura.

La Morada nace en esas primeras jornadas de protesta nacional, donde las mujeres organizadas entran en la escena y se convierten en sujetas activas en el movimiento opositor a la dictadura.

Margarita Humphreys, Coordinadora General Proyecto Archivo y Memoria, La Morada 40 años

Recordemos entonces un poco de la historia de La Morada: ¿cómo y en qué contexto nace La Morada?

-Es una pregunta difícil, yo no querría responder de manera lineal, de hecho, parte del objetivo y espíritu de construir un archivo desde la perspectiva de un concepto de memoria es poner en juego esa linealidad. La Morada surge en el año que llamó “mágico” Manuel Guerrero, el 83. En esos tiempos ya había un grupo de mujeres que venían juntándose… la agrupación de mujeres democráticas, que tenían que ver con resistir a la dictadura y también con llevar adelante prácticas para desde allí buscar a las compañeras, los compañeros, ir a poner recursos de protección o de amparo, sacar a los compañeros, La Morada nace en ese contexto más bullante, desde la perspectiva de la protesta y el activismo, y al alero del Círculo de Estudios de la Mujer, donde confluían muchas acciones, muchos tipos de reflexión, actividades para pensarse y pensar a las mujeres en su vocación de resistencia a la dictadura y a toda forma de autoritarismo.

El Círculo después se dividió entre aquellas llamadas feministas más teóricas y ligabas a la investigación -que es lo que después dio origen al Centro de Estudios de la Mujer (CEM)- y Casa La Morada, de mujeres que quedaron más ligadas al activismo, político, al activismo movimientista y a una concepción distinta de hacer feminismo, que muchas veces se ha puesto como en pugna, pero a nosotras no nos gusta pensar que es una pugna. Se generó una tensión.

La Morada nace en esas primeras jornadas de protesta nacional, donde las mujeres organizadas entran en la escena y se convierten en sujetas activas en el movimiento opositor a la dictadura. Y el círculo allí fue un espacio fundacional que ofrecía muchísimos tipos de acciones, actividades, yo diría desde talleres, teatro, reflexiones, y allí se generó la división entre los movimientos feministas. Aquellas más teóricas y ligadas a la investigación en general volvieron del exilio que venían de un movimiento feminista más robusto y trajeron la necesidad de ir más allá del activismo; estar en la calle, pensar, interrogar las relaciones en la cultura, en la política, en la sociedad y eso exigía efectivamente armazones teóricas, pensamientos reflexivos.

¿Qué cambios y transformaciones culturales y sociales has visto en relación a esos tiempos, desde que nació la corporación hasta hoy?

-Hay dos o tres puntos de inflexión evidentes, digamos, que son inflexiones que representan transformaciones sociales, históricas y políticas, pero también son, por así decir, inflexiones que presenta el propio movimiento feminista. Hay un primer momento que tiene que ver con el nacimiento de mujeres del movimiento feminista, y de ahí viene La Morada, que tiene que ver con la acción de resistencia y cómo las mujeres empiezan a pensarse en el contexto de dictadura.

Y un segundo momento transcurre durante la llamada recuperación de la democracia, ahí se gesta a nuestro juicio otro momento distinto, el término de la dictadura y el primer gobierno de la concertación con el presidente Aylwin, las mujeres que habían tenido una participación activa y política muy fuerte en la recuperación de la democracia quedan un poquito relegadas de la participación activa de la política.

Si tú ves los archivos de ese momento, el gabinete de Aylwin estaba compuesto por hombres y hubo pequeñas peleas para conseguir alcaldías. Entonces, ahí me parece que hay un segundo momento donde nosotras que nos encontramos con la promesa de la democracia, de la alegría ya viene, tuvimos que repensar y reformularnos cuáles eran las claves del feminismo para ir poniendo nuestras demandas y las luchas en este contexto de la democracia. Se empieza a institucionalizar la práctica feminista, que es la crítica que muchas realizaron. Se empezaron a generar múltiples pluralidades de cómo pensar el feminismo y aparecen los feminismos con apellidos. Entonces ya no es un solo movimiento feminista… Más tarde estuvo la primera presidenta mujer, la Presidenta Bachelet, y el desmembramiento durante el gobierno de Piñera y otros procesos.

Este Archivo es el derecho a la memoria de las feministas de ayer, hoy y mañana. La memoria es clave en el avance de la democracia, en el trabajo de resistencia contra diversas formas de discriminación y en el trabajo de garantías de no repetición.

Margarita Humphreys, Coordinadora General Proyecto Archivo y Memoria La Morada 40 años

-Y en esta línea ¿Por qué surgió la idea de armar un archivo propio?

Estamos construyendo el archivo desde la perspectiva de un ejercicio de memoria, de la memoria de La Morada en relación con la memoria del movimiento feminista, lo pensamos como un compromiso con las luchas pasadas, las presentes y por cierto las futuras, un compromiso con y para el movimiento feminista. Lo concebimos como un espacio vivo que nos permite volver sobre lo que hemos hecho juntas, sobre el registro de nuestras cosas, de lo que La Morada ha hecho en términos de pensamiento, de acción política, de formación, de discusiones. Tiene muchos componentes técnicos, historiográficos, archivísticos, pero un archivo no es un objeto muerto, un objeto fetiche o un monumento que solamente se pueda mirar. La idea que nosotras estamos instalando con este proyecto es poder hacer un archivo vivo y para eso estamos reuniendo documentos muy variados, – actas, cuadernos, fotografías, videos, cassettes, publicaciones, afiches, entre otras- Nuestra invitación a quienes han formado parte de La Morada a lo largo de su historia es que puedan donar sus archivos personales para conformar entre todas un archivo colectivo y de acceso público.

Este Archivo es el derecho a la memoria de las feministas de ayer, hoy y mañana. La memoria es clave en el avance de la democracia, en el trabajo de resistencia contra diversas formas de discriminación y en el trabajo de garantías de no repetición.

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Documentos de junio: Cuadernos La Morada 1987 – 1990

Espiritualidad, una reflexión desde el género

Conferencia dictada por Margarita Pisano el 8 de agosto de 1990 en el Seminario Ver desde la Mujer, Ver a la Mujer realizado en la Universidad Andrés Bello y el Göethe Instituto

IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe

México, 1987

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Conmemoramos nuestros 40 años construyendo Archivo Histórico de La Morada

Hemos dado inicio a la construcción de nuestro Archivo Histórico en el marco de nuestros 40 años, con el que esperamos aportar, enriquecer y ampliar la memoria del movimiento feminista chileno y latinoamericano.

Tras 40 años de trayectoria y siendo un referente en el movimiento feminista de nuestro país, conformaremos durante los próximos meses un Archivo Histórico. Se trata de un proceso de reconstrucción de nuestra memoria histórica y a la vez localizar, recopilar, organizar, describir y digitalizar registros en un archivo histórico, a fin de disponerlo a la comunidad, el movimiento feminista y la ciudadanía en general. 

A lo largo de los años en La Morada hemos impulsado acciones de formación política feminista, producido pensamiento, reflexión, investigación y extensión en educación, cultura y comunicaciones, así como también trabajos en el campo de la ciudadanía y los derechos humanos de las mujeres. De lo anterior existen registros que forman parte de una vida colectiva que es preciso visibilizar, poner en valor y socializar para contribuir al anudamiento entre la producción histórica de un sector del movimiento feminista a 50 años del golpe de estado.

La implementación de esta iniciativa está a cargo de un equipo multidisciplinario e intergeneracional de profesionales feministas de las ciencias sociales, la archivística, las comunicaciones y la investigación, de La Morada y de la Coordinadora Feminista 8M. Se trata de un trabajo que llevará un plazo de aproximadamente 10 meses hasta conformar el Archivo en físico, ubicado en nuestra oficina en Parque Bustamante y la versión digital en el sitio web www.corporacionlamorada.cl

Margarita Humphreys, integrante de La Morada es la coordinadora general de la iniciativa y comentó: “este 2023 se cumplen 40 años del nacimiento de La Morada y nos hemos volcado a reconstruir este recorrido de larga data en el movimiento feminista. Hemos acumulado procesos de reflexión crítica, de acción y articulación que forman parte de esta historia colectiva de mujeres y que nos parece indispensable poner en valor mediante este Archivo de libre acceso. Estamos hoy construyendo memoria y eso significa no sólo mirar al pasado, sino que también proyectar nuestro quehacer y pensamiento hacia el futuro”.

“Reconstruir la democracia significó también, repensar las relaciones políticas, repensar las relaciones de género y son 40 años a través de los cuales, nos hemos manifestado como sujetos políticos, sujetos actuantes, pero también hemos construido una larga trayectoria en la producción de pensamientos, investigación y de nuevos conocimientos”, nos señaló Francisca Pérez, integrante de La Morada y encargada de la línea de extensión y vinculación del proyecto

Por su parte, Javiera Manzi, archivera feminista, integrante de la Coordinadora Feminista 8M, a cargo del área archivo e investigación señaló: “El esfuerzo de levantar archivos feministas hoy, es un compromiso con nuestra propia historia, nuestras voces, nuestras experiencias y es parte de cómo vamos transformando tanto la sociedad como la manera en que ésta es leída y reconstruida históricamente. Por eso es tan importante la construcción del Archivo de La Morada en este contexto, son 40 años de la organización y 50 años del golpe de estado en Chile, donde destacamos ese lugar feminista en el proceso para ampliar la reflexión sobre lo que era la democracia por la que se estaba luchando entonces y por la que seguimos luchando hoy”.

Durante los meses de implementación del Archivo, se llevarán a cabo también diversas actividades de extensión tales como un concurso de ensayos, un seminario Internacional y encuentros territoriales en regiones, las que se anunciarán oportunamente a través de las redes de La Morada y Radio Tierra.

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Llamado a Postulaciones para el Programa de Pasantías Clínicas 2023

Centro Clínico Eloísa Díaz, La Morada

El Centro Clínico Eloísa Díaz, de la Corporación La Morada, abre la postulación a las Pasantías Clínicas para el año 2023. Estas se desarrollarán entre abril de 2023 y marzo de 2024. Se trata de un programa formativo en clínica psicoanalítica, desde una perspectiva feminista, que incorpora actividades de atención de pacientes, supervisión, investigación teórico – clínica, reuniones clínicas y actividades complementarias. Requiere de una dedicación semanal mínima de 8 horas.

Descripción del Programa

Las Pasantías Clínicas se configuran como un programa de formación y perfeccionamiento profesional orientado al desarrollo de habilidades clínicas, desde una mirada que pone en diálogo feminismo y psicoanálisis, aproximándose al espacio de la cura en su dimensión subjetiva y política.

Consideran la participación de las profesionales en distintos espacios:

  1. Atención de pacientes;
  2. Supervisión de periodicidad semanal;
  3. Plan de lectura y discusión de textos;
  4. Reuniones clínicas de presentación de casos y/o de reflexión temática;
  5. Actividades complementarias.

El período de pasantía se extiende durante 11 meses. Durante los primeros 5 meses, cada pasante tomará a su cargo hasta 4 pacientes. A partir del sexto mes, podrán ampliar su disponibilidad en acuerdo con las supervisoras responsables.

Requisitos:

Es requisito contar con el Título Profesional de Psicóloga o Psicólogo, extendido o validado por una Universidad reconocida por el Estado o, en su defecto, encontrarse en el trámite de titulación respaldado por la institución pertinente.

Se requiere, asimismo, una dedicación semanal mínima de 8 horas para las actividades anteriormente descritas.

Aunque no es excluyente, se valorará la formación en feminismo y/o psicoanálisis.

Cómo postular:

Las postulaciones se recibirán hasta el viernes 31 de marzo, en el lamorada@corporacionlamorada.cl y deben incluir: CV en formato libre y carta de presentación y/o motivación. Para solicitar mayores antecedentes respecto al programa, características y aranceles, pueden escribir al mismo correo, indicando un teléfono de contacto.

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Porfía Feminista: una práctica de la autonomía

Frente a la precariedad de las comunicaciones y de la información en los medios masivos y en la prensa acerca de la participación y los aportes de las trayectorias feministas en la convención, el proyecto Porfía feministase propone darle un lugar en la escena publica chilena. A través de la organización de diálogos, debates, programas radiales que serán transmitidos en diversas plataformas digitales y visuales llegaremos allí donde aun no se habla de feminismos ni de autonomía feminista. Buscamos abrir diálogo con la multiplicidad de espacios sociales, descentrados y diversos para, incentivar preguntas, y curiosidades que nos unan intergeneracionalmente.

La comparecencia pública del feminismo en diversos espacios institucionales, en los poderes del Estado, en la Academia, en espacios autónomos, en múltiples organizaciones de mujeres en los territorios y en las manifestaciones políticas urbanas, configura, en la actualidad, una fuerza política amplia, plural y diversa, que se traduce en un poder social único en sus características, sus prácticas políticas y sus lenguajes.

Consolidada en la práctica política de la autonomía, la trayectoria feminista se sustenta filosóficamente en el deseo de libertad, que ha consolidado su actoría política como una presencia porfiada e insistente, frente a las injusticias de género con que la cultura patriarcal hegemoniza el pacto social.

Las luchas iniciadas a principios de siglo XX, en que el foco estuvo puesto en la obtención de derechos civiles y ciudadanos, se fueron haciendo más complejas, en la medida en que las mujeres ponían en escena discriminaciones que marcaban sus vidas con un destino no elegido por ellas. Las políticas patriarcales y las formas como las sociedades liberales avanzaron en no cuestionar la cultura machista que naturaliza discriminaciones, violencias y abusos inaceptables, tuvo por efecto potenciar y proponer, desde las mujeres, formas de organización distintas a los partidos políticos, en que se sustenta la democracia. Solo en organizaciones de mujeres se podría interrogar prácticas públicas y privadas naturalizadas. Tomar conciencia que esa naturalización es un factor de dominio masculino ha sido posible desde formas organizacionales rebeldes y resistentes a las ordenes patriarcales. Con el logro de los derechos de ciudadanía, las mujeres iniciaron la propuesta callejera, salieron del silencio de lo privado, inauguraron hablas, demandas y discursos propios.

La segunda ola feminista levantada en dictadura, en que la pérdida de los derechos ciudadanos y la supresión de las prácticas políticas, puso en lo público preguntas por el ejercicio de la ciudadanía y la democracia, dejó en evidencia la deuda de la modernidad con las mujeres:  Las mujeres, insistentes en la necesidad de ejercer sus derechos fundamentales, se convirtieron en sujetos activas de palabras y acciones transformadoras de sus propias vidas. En un espacio público vigilado y reprimido, la cuestión feminista se desplazo de lo público a lo privado de la vida: preguntarse por la democraciaentonces fue una interrogante llevada al interior de la casa y a las formas de convivencia, a mirar la institución de la familia como espacio de los cuerpos y sus poderes conculcados por el machismo imperante. Había que politizar lo personal, cuestionar el poder sobre el cuerpo de las mujeres y sobre todo hablarlo; nombrar el cuerpo desde la autonomía feminista. Nombrarse como sujeto, demandar derechos: sexuales y reproductivos, decidir la maternidad, levantando una lucha intransable por el derecho al aborto libre, seguro y gratuito. El movimiento feminista de entonces consolidado en una fuerza social poderosa de gran masividad se constituyó en un actor de gran potencia en el derrocamiento de la dictadura.

Democracia en el país y en la casano fue entonces solo un slogan, sino un interrogante, un cuestionamiento inaugural, a un significante cerrado en la institucionalidad de la política formal, en un país donde la democracia había sido asolada por la represión y el autoritarismo. Recuperar la democracia, desde el mundo político no parecía tener otra referencia que la dirigida a la institucionalidad política, dejando intocadas las prácticas patriarcales que oprimen a las mujeres; su significación aún vigente abrió la mirada en transición, para encontrarnos con un cuerpo social enfermo de pérdidas, carencias y violencias invisibles. La Morada se funda en ese contexto de activismo y pensamiento que puso en la escena pública preguntas libertarias sobre: las formas de familia, la violencia contra las mujeres, la sexualidad, el lesbianismo, la emancipación de los poderes religiosos y sus prohibiciones; escribir la memoria fue desde entonces un imperativo. El cuerpo de las mujeres entra a la vida pública con un protagonismo inédito en la historia para proponer erradicar todas las formas de violencias patriarcales. Trabajo de mujeres que fortaleció la autonomía y la construcción de nuevos lenguajes, nuevas estéticas y nuevas prácticas políticas. El discurso feminista tiene entonces una emisión fuerte en Radio Tierra, primer proyecto feminista en el dial para toda la Región Metropolitana.

En mayo de 2018 se produjo el levantamiento estudiantil protagonizado por mujeres universitarias. Se le llamó tercera ola feminista. Esta vez lo que se pone en escena es, a nuestro juicio dos cuestiones fundamentales: una, la necesidad de leer el movimiento como continuidad de un recorrido que desde su emergencia, en los comienzos del siglo XX, no ha dejado de estar presente; incluso en sus momentos menos visibles las mujeres se han organizado, han producido textos y cultura feminista; han pensado estrategias para avanzar en su lucha por la libertad de elegir su destino y sus deseos, de hacerlo desde sus propias convicciones y autonomía, otra es la emergencia de la necesidad  de visibilizar una corporalidad autogestionada, ajena a las normativas masculinas; constituirse en sujetos de su propio deseo, escenificar públicamente otra estética del cuerpo. Sin saberlo, las mujeres responden, a Virginia Woolf que en 1922 decía que pasarían aun muchos años antes que las mujeres nombraran su propio cuerpo. En el centro del debate está ahora el cuerpo: las denuncias de violencias, acosos y abusos, particularmente se denuncia la violación en la que se acusa la complicidad del Estado. Utilizando las calles de las ciudades decían lo que habían callado durante siglos y mostraban lo que habían estado obligadas a ocultar. El cuerpo empoderado, pone en entredicho la cultura patriarcal; la política institucional, la vida académica, las comunicaciones como espacios que deben ser transformados.

La autonomía feminista incorpora discursos, acciones y prácticas consistentes con luchas identitarias, interseccionales y políticas -locales y globales-, desarrolla micropolíticas transformadoras y necesarias para una nueva democracia: plural diversa y transgenerizada.

Tanto la práctica organizacional como las múltiples perspectivas, estrategias y causas que convergen en las necesidades de la actualidad, nos permite pluralizar los feminismos, para referir a la diversidad de demandas, posiciones y espacios de lucha que surgen de los anhelos y deseos enraizados en una continuidad no siempre lineal, pero si persistente en el sentido histórico de sus convicciones.

Nos atreveríamos a decir que el feminismo es autónomo, en la medida en que siempre ha construido un relato singular, propio, fuera de las hegemonías patriarcales y en sí mismo anti hegemónico. Si bien durante la dictadura la discusión de la autonomía se centró en la referencia a la lógica de las militancias partidistas, hoy debemos repensar la autonomía como una noción que se modifica de acuerdo a relaciones e interferencias con los contextos históricos en que se pone en práctica.

En la actualidad ser autónoma o construir autonomía, excede las relaciones con la política institucional y las lógicas partidistas, para interrogar formas y prácticas políticas en la multiplicidad de espacios que diversifican y a la vez hacen converger lo político, disperso en la fragmentariedad social en la que se construye la crítica al neoliberalismo: segmentos marcados por luchas identitarias, por nuevas sexualidades, en la lucha contra el cambio climático, la crisis hídrica, los problemas migratorios, la feminización de la pobreza, las demandas de los pueblos originarios: la autonomía feminista comparece aliada a la crítica a las hegemonías masculinas. La autonomía, en estos contextos se vuelve una posición estratégica, más que una declaración de principios, en la que nos situamos para perseverar en la historia y la complejidad del feminismo.

Posicionadas en la autonomía ejercemos el poder político de hacer alianzas estratégicas parciales (temporales, locales, temáticas) para avanzar en la pluralidad de espacios que exigen transformaciones a la cultura patriarcal y capitalista. En el hacer política actual podemos hablar de unaautonomía relativa,en la medida que nos situamos en la complejidad social y cultural de necesidades que requieren apoyos, complicidades, recursos económicos, participación de actores diversos y plurales, que a su vez hablan desde otros lugares, otras historias y otras luchas. Estamos inscritas en un sistema social, político y cultural, en el que nos situamos críticamente, pero con voluntad de diálogo, lo que indica que no podemos concebir la autonomía en términos absolutos. La autonomía feminista es el horizonte utópico que nos permite avanzar hacia una sociedad en que las realidades de las mujeres sean índices del estado de la democracia. Vivida como una permanente tensión con un sistema político y cultural que busca capturar lo que excede a sus mecanismos de control, la autonomía es irrenunciable como posición política que surge de los recorridos propios y de las experiencias dolorosas con que la cultura política patriarcal ha intentado e intenta subordinarnos. La autonomía se sostiene en los deseos de libertad de conducir nuestro destino político; según nuestra perspectiva es un espacio deliberante entre mujeres, para comparecer públicamente, animadas (en anima y animus) de propuestas feministas transformadoras.

En el contexto actual en que el país, con un grado de participación democrática inédita, escribe una constitución en paridad de género, representación de pueblos originarios y de movimientos sociales diversosy regionales que hará posible desechar la constitución autoritaria producida en dictadura, se hace presente la necesidad de construir y hacer visible el transcurso feminista autónomo, en Chile. Históricamente las estrategias feministas han construido su recorrido en caminos propios, difíciles, inaudibles y resistidos por las prácticas masculinas dominantes, el feminismo ha puesto siempre el cuerpo,sin que su aporte sea legitimado  en las grandes decisiones nacionales, ni menos en las estructuras de las políticas institucionales que  han construido lo actual.

El estallido de octubre de 2019, produjo una visibilización y un protagonismo feminista, no visto anteriormente: marchas, discurso, bailes callejeros y performances, grafitis y consignas de gran potencia y fuerza social que junto a los resultados de las últimas elecciones de en que fueron elegidas ,como nunca, mujeres en cargos de alcaldesas, concejalas y diputadas  nos exige abrir otras memorias  y recoger legados diversos, de mujeres que nos precedieron.

Autonomía no es sólo independencia, es un posicionamiento político que surge de la idea que el pensamiento, el discurso y la acción política (el activismo) feminista es producido en espacios colectivos de mujeres en los que se han reunido para pensarse, pensar sus estrategias políticas y elaborar pensamiento crítico y cultural emanado de reflexiones, testimonios, experiencias, jornadas y encuentros -nacionales e internacionales-. Ha sido desde esos espacios, entre mujeres donde se ha visibilizado, “el malestar de las mujeres”(Verónica Matus, 2021), pero también se ha construido la potencia del movimiento, nombrando las violencias de género y sexuales, privadas y públicas, que en las democracias modernas han sido reconocidas como deudas con la igualdad y las libertades prometidas.

Desde su fundación, en la década de los 80 La Morada se ha definido como feminista autónoma, su trabajo de producción y activismo ha construido alianzas dirigidas principalmente a la necesidad de la articulación de movimiento y a espacios de mujeres. Su recorrido la sitúa en la sociedad civil con esa marca de identidad, posición que surge, de la “denuncia, contradicciones e interrogantes, que encaran las mujeres en su vida cotidiana, dice Verónica Matus. “En Chile, ni la supremacía del mercado, ni lo público restringido a lo estatal representado por políticas públicas, o por planes de igualdad de oportunidades, dan satisfacción política a las mujeres” tampoco destraba la hegemonía masculina.

La autonomía, de acuerdo a Verónica Matus, “recoge la diferencia entre sociedad, Estado y mercado y valora el rol de asociaciones y redes independientes del Estado, reclama la importancia estratégica del espacio público y de la opinión pública para la ampliación del discurso democrático a la vez que influye en la definición de las políticas”.

No hay una sola forma de practicar la autonomía, esta es tan plural como plural es hoy la diversidad en los modos de hacer feminismos. La autonomía se inscribe en una concepción radical de la discursividad y la práctica política, en este sentido tomamos distancia con la categoría de género, por su carácter técnico no transformador, sin desecharla como categoría de análisis crítico y cultural a las discursividades y estructuras simbólicas con que el sistema masculino dominante ha controlado, deseos, libertades y derechos de las mujeres.

La mayor definición de autonomía se da por la independencia de los partidos políticos, estructurados todos – no hay ni uno que no lo sea-   por signos y símbolos patriarcales, sin embargo, los feminismos de hoy, vuelven a encontrar puntos de convergencia en esas lógicas y esas estructuras, con la presencia de una gran militancia de mujeres como también en diversos movimientos sociales u otros espacios, que se posicionan críticos al sistema capitalista y patriarcal.

El proyecto “Porfía Feminista” se propone construir un espacio de colaboración entre feministas, en generar aperturas a temas nuevos o aquellos invisibilizados en la centralidad de la política, pero que han sido trabajados en los territorios: abrir debates y diálogos entre compañeras que comparten posiciones, conocer cómo en el marco de la Convención Constitucional, experimentan -o no- tensiones que ponen en juego su posición feminista.

Como feministas diversas y plurales, estas discusiones movilizarán sin duda otras preguntas, otras reflexiones y palabras necesarias en relación a nuestras propias trayectorias, como mujeres autónomas, como integrantes de colectivos/as y como participantes en un movimiento autónomo amplio, plural y diverso.

Hablar desde la autonomía, es visibilizarla y fortalecerla, compartiendo las prácticas de los colectivos y sus modos de inserción en políticas locales y centrales, La discusión sobre territorio y nación, es sin duda uno de los aspectos más relevantes de los modos de hacer política feminista: los encuentros nacionales permiten evaluar el estado de nuestras comunicaciones y diálogos  para planificar propuestas y modos de avanzar en la construcción de estrategias, en lo que concierne a cambios culturales y modos de convivencia democrática. En este sentido, nos anima la realización de una estrategia educativa en lo que significa formarnos como ciudadanas activas e informadas, deliberantes y capacitadas en la toma de decisiones políticas. Es desde la autonomía desde donde las mujeres hemos logrado trazar una trayectoria de visibilidad en que la paridad se ha hecho posible, 77 mujeres y 77 hombres forman laConvenciónconstituyente, no todas son feministas autónomas; esta paridad única en el mundo en la redacción de una nueva constitución hace visible un protagonismo del que solo las mujeres hemos sido gestoras.

El dialogo es en este caso la estrategia principal que hará posible trazar legados abiertos hacia el futuro.

Febrero de 2022

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Columnas, Noticias

Comunicado de prensa

FEMINISTAS EN DUELO: por nuestras muertas, estamos en lucha contra el fascismo.

Organizaciones del amplio Movimiento Feminista de Chile (más de 300 ) nos hemos convocado el día de hoy, Lunes 10 de agosto, al mediodía, en plazas, calles, estaciones de metro, panderetas a la calle, plaza de La Dignidad y diferentes lugares del todo el territorio plurinacional, lo hicimos para dejar nuestra palabra pública.

Nos levantamos contra la avanzada de la violencia patriarcal, capitalista, racista y fascista. Nos levantamos contra los ataques a mujeres y disidencias en todos los espacios. Nos levantamos contra las agresiones hacia el pueblo mapuche en Wallmapu.

La jornada de protestas a repletado las redes sociales con el HT #FeministasEnDuelo y culmirá con un cacerolazo llamado a las 20:00hrs, luego a las 22:00 se compartirá en los diferentes perfiles las canciones “Sin Miedo” y “Arauco tiene una pena”.

Agradecemos a vuestro medio la difusión de esta actividad ya realizada. Si desean contactar voceras de las diferentes orgánicas o colectivas, por favor llamar a Valentina Bruna, +569 6847 9855

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Columnas

Feminismos hoy | en El Desconcierto

Del mismo modo que asistimos a la cínica celebración del triunfo del NO por la derecha, negando el carácter esencialmente antidemocrático de votar SI, y haber deseado prolongar la dictadura, olvidan su histórica resistencia al pensamiento emancipador del feminismo, al hacer una apropiación desvergonzada de un signo al que vacían de sus sentidos históricos.

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La palabra feminismo señala el recorrido histórico de un proceso social emancipatorio, una posición política crítica a las formas como se han construido las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, una resistencia a la organización de los funcionamientos, los valores y las asignaciones de género en las sociedades de dominación masculina. Donde hubo alguna mujer en la historia que se levantó de su situación minoritaria: silenciada reprimida, suprimida de los campos del saber y del poder, se puso el pie en un territorio inaugural, se plantó una huella feminista que interrumpió el orden masculino. Se ingresó a un territorio antes vedado que hoy leemos como inicio de un camino de libertad para otras. Se interrumpió el orden social y cultural masculino con un nuevo deseo, un nuevo poder, un nuevo cuerpo.

En ese legado construido en gestos de rebeldía y libertad se escribe el camino de un pensamiento político, social y cultural que ha legitimado su lugar como un campo de saber/poder. Ha producido tradición política de pensamiento y de organización colectiva de mujeres. Ha constituido una historia, un corpus teórico, donde se reconocen nombres locales y globales de luchadoras, activistas, y pensadoras, que es necesario leer para conocer el saber de su desarrollo, sus formas y tiempos de emergencias en los distintos contextos históricos.

Deseo de emancipación y de libertad, incomodidad con las formas del poder, búsqueda de justicia social permiten el reconocimiento de mujeres que en su diferencia con otras y entre ellas –étnica, sexual, cultural económica–, han escrito la historia de una posición política que siempre estuvo del lado de la insatisfacción y la incomodidad frente al orden patriarcal y al capitalismo.

A las mujeres feministas nos une una tradición de acción política y de pensamiento teórico frente a un sistema económico y político que expropia cuerpo y palabra, que ha dejado a las mujeres en condiciones minoritarias frente al sujeto masculino. Basta revisar la historia y comprobar desde cuándo las mujeres tienen derecho a la educación, desde cuándo administran su patrimonio, desde cuándo tienen derecho a cuestiones mínimas, como viajar con sus hijos. Bastaría pensar y comprobar las diferencias de salarios y la imposibilidad de decidir sobre cuestiones fundamentales relativas a su vida íntima ­–como el deseo de tener o no tener hijos sin recibir un estigma de los guardianes de la moral– para asumir que la ciudadanía de las mujeres es inferior a la de los hombres.

El feminismo es anticapitalista y crítico de las instituciones de dominio masculino: el Estado neoliberal, las iglesias, los ejércitos, los totalitarismos. Es partidario del aborto libre y seguro en sociedades que organizan su poder de género en la propiedad del cuerpo de las mujeres, que las han castigado sin salud y con penas de cárcel cuando han ejercido este derecho y porque la violencia de género ha sido naturalizada en la cultura masculina. El feminismo no es anárquico ni violentista. Su acción busca ser transformadora. El feminismo está pasando siempre, pero en ciertos momentos históricos emerge con fuerza y visibilidad, para instalar y legitimar demandas inscritas en realidades especificas. En Chile se puede distinguir: el fuerte movimiento sufragista de principios de siglo XX, para exigir ciudadanía plena; el movimiento feminista de los años 70, organizado contra la dictadura con la demanda de “democracia en el país y en la casa”, y su incorporación de la vida privada a la política; y la actual re-emergencia del feminismo en mujeres jóvenes, exigiendo el fin de la violencia y abusos sexuales con que la naturalización del poder masculino sobre el cuerpo de las mujeres ha construido una histórica impunidad.

Por estas razones resulta inconsistente la apropiación del signo feminismo que hoy hace la derecha chilena como “un feminismo de lucha contra la injusticia”, sin enunciar la procedencia ni la historia de la injusticia, ni menos a qué injusticia se refiere. Sabemos que hoy hay muchos feminismo, que la diversidad de las mujeres desde sus posicionamientos resistentes al racismo, a la heterosexualidad impositiva desde las libertades corporales, desde los distintos modos de las luchas levantadas por su emancipación y libertades elaboran estrategias y modos de transformar sus existencias.

Pero también sabemos que la derecha chilena en su decirse feminista solo falsea su propia historia, sus puntos de vista conservadores en lugares comunes caricaturizando lo que verdaderamente ha sido el feminismo: “el feminismo radicalizado e individualista solo piensa en la mujer y no piensa en su entorno” (…) “Niega el carácter natural del sexo”, “destruye el matrimonio y la familia y transforma al hombre en su principal objetivo y adversario” ( diputada Ximena Ossandón, diario La Tercera). Estas afirmaciones que no surgen de ninguna autora ni posicionamiento feminista, ni responden a ningún fundamento feminista dan cuenta del deseo de apropiación y abuso de un signo político que esta llamada “ola feminista” ha puesto en escena como un empoderamiento de mujeres.

Del mismo modo que asistimos a la cínica celebración del triunfo del NO por la derecha, negando el carácter esencialmente antidemocrático de votar SI, y haber deseado prolongar la dictadura, olvidan su histórica resistencia al pensamiento emancipador del feminismo, al hacer una apropiación desvergonzada de un signo al que vacían de sus sentidos históricos.

La tradición de acción política y pensamiento feminista se ha vuelto plural y múltiple en las sociedades contemporáneas. Sus expresiones diversas en la actualidad continúan sus luchas haciéndose cargo de la necesidades sociales culturales y políticas de las mujeres heterosexuales lesbianas, transexuales, trabajadoras, migrantes y profesionales, para producir sociedades más integradas y solidarias.

El mentirse feminista de la derecha chilena está apegado a los lugares comunes de su histórico conservadurismo en materias de género. El feminismo que levanta no es sino una máscara política oportunista en un momento en que el feminismo ha vuelto a emerger, para visibilizar esta vez los efectos del capitalismo salvaje y sus alianzas productoras de desigualdades, xenofobias, racismos y sexismos restauradores de la dominación masculina.

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Columnas

La lógica del empate como práctica de negacionismo

Hace unos días la nueva voz de la sanción moral se levantó para reclamar a la diputada Orsini su referencia a la práctica de la “violencia legítima” frente al sometimiento o la falta de libertad de los pueblos; quienes apoyaron crímenes brutales quieren crucificar al diputado Boric por reírse frente a una polera, sin pensar que su propia violencia no tiene parangón ni referencia que la haga comparable.

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La parálisis, la esterilidad, la invalidez y la infecundidad de la lógica del empate en política tiene a la opinión pública sumida en el espectáculo obsceno de la banalidad (o ausencia) del pensamiento de la casta que nos gobierna. Lógica infantil que imposibilita el pensar, que en su discurso muestra su cobardía intelectual y su cálculo pequeño. Sin discurso para defender su violencia política, sin moral para justificar la ilegitimidad de la dictadura, la derecha endosa a sus adversarios el mal que la constituye. Su estrategia, apelar al empate.

Sabemos que nunca antes hubo en Chile un Pinochet, el dictador más abyecto tiene el mérito de ser único. La apelación al empate que la derecha inauguró en Chile ha construido un discurso que detiene el pensamiento, impide el diálogo inteligente, empobrece la política, aparta a la ciudadanía; no construye memoria ni piensa la historia; pero, sobre todo, no avanza en producir posiciones con credibilidad frente a la sociedad. Busca empatar para negar su verdad horrible: estuvieron ahí.

 

La instalación de esta práctica discursiva tuvo su origen en el tiempo en que los crímenes y violaciones a los derechos humanos perpetrados por la dictadura no pudieron seguirse negando y ocultando, y tampoco podían justificarse desde una posición política que debía comparecer públicamente democrática y moderna. Había que decirlo, había que reconocer lo evidente; había que hacerse cargo de un imperativo liberal, de un avance de la democracia, de un momento histórico que demandaba un tributo a la memoria. Fue entonces que los partidarios de Pinochet, frente a la imposibilidad de negar el totalitarismo, frente a la dificultad de reconocer la verdad de las violaciones a los derechos humanos, la tortura, el exilio, la corrupción y la violencia de Estado, descubrieron el culebreo ideológico  de homologarse con su adversario.

Ganadores fácticos, pero perdedores éticos, no tenían coraje ni discurso para reconocer la gravedad de su responsabilidad: optaron entonces por desviar y eludir. Por no dar la cara. Este, el discurso del empate, surge como forma de tachar el reconocimiento de la verdad histórica de los crímenes de Pinochet; como estrategia de situarse públicamente blanqueados. Frente a la exigencia de asumir una realidad que no podían decir, pero tampoco negar, acudieron a la práctica de la homologación, de construir una fórmula que, sin distinciones ni contextos, sin diferenciar éticamente los discursos políticos, insiste en apelar a sus adversarios a reconocerse defensores de lo que ellos defienden: el totalitarismo. Desde entonces Hitler y Stalin, Pinochet y Fidel Castro, entre otros, serán revueltos en la misma batidora, en que la derecha echará adentro a cualquiera que le sirva para negar las atrocidades de la dictadura de Pinochet –recordemos cuánto costó nombrarla como tal–. En esa falacia se mezclan obscenamente causas y proyectos, discursos e ideologías que en sus bases representan o representaron en el pasado proyectos políticos de distinto sentido social. Los medios anularán los fines. Quienes lucharon por la justicia social se mezclarán con los defensores del dinero y el capital, las distintas ideas se neutralizarán en un empate que no hace distinciones entre el colectivismo solidario o el individualismo egoísta del capitalismo salvaje; se confundirán errores y horrores.

Hay líderes indefendibles, hay prácticas políticas insostenibles, hay modos de ejercicio del poder que han desviado cualquier camino hacia una causa que debía tener otros fines; otra cosa es confundir a la opinión pública para eludir la propia responsabilidad política con la moral del empate falaz. No hay empates porque hay contextos internos y externos, hay diferencias discursivas y de proyectos sociales; hay causas e intenciones diversas.

Hablar de violencia hoy o pensar siquiera que la violencia ha tenido sentido en algunos momentos de la historia, hace alzar la voz de inmediato a los guardianes de la falsa moral social que empata posiciones no empatables, para justificar y no asumir los costos de sus posicionamientos políticos, que cobran cuentas a sus oponentes que, leales consigo mismo: con su ideas y  las pulsiones que movilizan sus comportamientos, no caen en su juego, no ceden a sus requerimientos. La violencia de Estado no empata con la violencia revolucionaria. Las ideas políticas están incardinadas en el cuerpo y en el corazón, convocan los sentimientos y  emociones, por eso las posiciones políticas admiten junto al reconocimiento de un hecho una tensión emocional que puede traducirse en risa o en llanto y quizás no pueda enunciarse solo en los lenguajes de lo afirmativo o lo negativo con que el pensamiento autoritario controla lo social. Estamos en un momento histórico de crisis de las oposiciones radicales, el lenguaje requiere ser examinado, y reconocido en sus huellas y recorridos para poder decir lo que no siempre se sostiene en la lengua fundamentalista que niega o afirma sin más.

Hay contradicciones entre nuestros pensamientos, nuestras ideas políticas, y nuestras lealtades. Las emociones se filtran en la lógica de la corrección. Solo la valentía de la lucidez y la inteligencia podrá elaborar discursos que hagan audibles esas señas de identidad social, pero no exhibiendo un falso estado de buenaventuranza y falsa bonhomía que apela al otro a desmoronar sus ideas, sus líderes y sus emociones. No hay empate porque hay situaciones y particularidades políticas distintas.  La apelación debe ser al pensamiento, al decir inteligente y a la construcción de discursos políticos que hagan posible diálogos y verdades públicas. Solo así se despolarizará la atmósfera social.

Hace unos días la nueva voz de la sanción moral se levantó para reclamar a la diputada Orsini su referencia a la práctica de la “violencia legítima” frente al sometimiento o la falta de libertad de los pueblos; quienes apoyaron crímenes  brutales quieren crucificar al diputado Boric por reírse frente a una polera, sin pensar que su propia violencia no tiene parangón ni referencia que la haga comparable. Pertenezco a esos y esas que bailamos y reímos alegres en la Alameda cuando el tirano murió. Alegría dulce y violenta que nos sacudió el dolor.

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