Los 40 años de La Morada y un archivo en construcción

  • Por Mayron Sills
  • Periodista El Mostrador Braga

Una organización feminista, autónoma y sin fines de lucro nacida al calor de las primeras jornadas de protestas nacionales contra la dictadura cívico-militar en 1983. Tras casi 40 años de una trayectoria marcada por la construcción de un pensamiento y activismo feminista, La Morada ha sido parte de la fuerza política y social del movimiento chileno y latinoamericano y en mayo de 2023 inició la construcción de su Archivo abierto por y para las memorias pasadas, presentes y futuras.

Un espacio de búsqueda y de construcción de nuevas relaciones de poder que ponen en conexión la acción política, la subjetividad de las mujeres, sus prácticas y lenguajes abriendo camino a las transformaciones culturales y políticas que amplían la democracia. Esa es la definición de La Morada, una organización actualmente conformada por 13 socias en las que conviven diversas generaciones de mujeres.

Margarita Humphreys es una de ellas y en la actualidad es la Coordinadora General del Archivo de La Morada. En 1996 llegó al espacio para realizar su práctica profesional en psicología. Si bien su inquietud primera se relacionaba con una formación psicoanalítica basada en Derechos Humanos, también se vinculó al deseo de conocer el trabajo de quienes llevaban la vocación feminista a la lucha contra la dictadura.

La Morada nace en esas primeras jornadas de protesta nacional, donde las mujeres organizadas entran en la escena y se convierten en sujetas activas en el movimiento opositor a la dictadura.

Margarita Humphreys, Coordinadora General Proyecto Archivo y Memoria, La Morada 40 años

Recordemos entonces un poco de la historia de La Morada: ¿cómo y en qué contexto nace La Morada?

-Es una pregunta difícil, yo no querría responder de manera lineal, de hecho, parte del objetivo y espíritu de construir un archivo desde la perspectiva de un concepto de memoria es poner en juego esa linealidad. La Morada surge en el año que llamó “mágico” Manuel Guerrero, el 83. En esos tiempos ya había un grupo de mujeres que venían juntándose… la agrupación de mujeres democráticas, que tenían que ver con resistir a la dictadura y también con llevar adelante prácticas para desde allí buscar a las compañeras, los compañeros, ir a poner recursos de protección o de amparo, sacar a los compañeros, La Morada nace en ese contexto más bullante, desde la perspectiva de la protesta y el activismo, y al alero del Círculo de Estudios de la Mujer, donde confluían muchas acciones, muchos tipos de reflexión, actividades para pensarse y pensar a las mujeres en su vocación de resistencia a la dictadura y a toda forma de autoritarismo.

El Círculo después se dividió entre aquellas llamadas feministas más teóricas y ligabas a la investigación -que es lo que después dio origen al Centro de Estudios de la Mujer (CEM)- y Casa La Morada, de mujeres que quedaron más ligadas al activismo, político, al activismo movimientista y a una concepción distinta de hacer feminismo, que muchas veces se ha puesto como en pugna, pero a nosotras no nos gusta pensar que es una pugna. Se generó una tensión.

La Morada nace en esas primeras jornadas de protesta nacional, donde las mujeres organizadas entran en la escena y se convierten en sujetas activas en el movimiento opositor a la dictadura. Y el círculo allí fue un espacio fundacional que ofrecía muchísimos tipos de acciones, actividades, yo diría desde talleres, teatro, reflexiones, y allí se generó la división entre los movimientos feministas. Aquellas más teóricas y ligadas a la investigación en general volvieron del exilio que venían de un movimiento feminista más robusto y trajeron la necesidad de ir más allá del activismo; estar en la calle, pensar, interrogar las relaciones en la cultura, en la política, en la sociedad y eso exigía efectivamente armazones teóricas, pensamientos reflexivos.

¿Qué cambios y transformaciones culturales y sociales has visto en relación a esos tiempos, desde que nació la corporación hasta hoy?

-Hay dos o tres puntos de inflexión evidentes, digamos, que son inflexiones que representan transformaciones sociales, históricas y políticas, pero también son, por así decir, inflexiones que presenta el propio movimiento feminista. Hay un primer momento que tiene que ver con el nacimiento de mujeres del movimiento feminista, y de ahí viene La Morada, que tiene que ver con la acción de resistencia y cómo las mujeres empiezan a pensarse en el contexto de dictadura.

Y un segundo momento transcurre durante la llamada recuperación de la democracia, ahí se gesta a nuestro juicio otro momento distinto, el término de la dictadura y el primer gobierno de la concertación con el presidente Aylwin, las mujeres que habían tenido una participación activa y política muy fuerte en la recuperación de la democracia quedan un poquito relegadas de la participación activa de la política.

Si tú ves los archivos de ese momento, el gabinete de Aylwin estaba compuesto por hombres y hubo pequeñas peleas para conseguir alcaldías. Entonces, ahí me parece que hay un segundo momento donde nosotras que nos encontramos con la promesa de la democracia, de la alegría ya viene, tuvimos que repensar y reformularnos cuáles eran las claves del feminismo para ir poniendo nuestras demandas y las luchas en este contexto de la democracia. Se empieza a institucionalizar la práctica feminista, que es la crítica que muchas realizaron. Se empezaron a generar múltiples pluralidades de cómo pensar el feminismo y aparecen los feminismos con apellidos. Entonces ya no es un solo movimiento feminista… Más tarde estuvo la primera presidenta mujer, la Presidenta Bachelet, y el desmembramiento durante el gobierno de Piñera y otros procesos.

Este Archivo es el derecho a la memoria de las feministas de ayer, hoy y mañana. La memoria es clave en el avance de la democracia, en el trabajo de resistencia contra diversas formas de discriminación y en el trabajo de garantías de no repetición.

Margarita Humphreys, Coordinadora General Proyecto Archivo y Memoria La Morada 40 años

-Y en esta línea ¿Por qué surgió la idea de armar un archivo propio?

Estamos construyendo el archivo desde la perspectiva de un ejercicio de memoria, de la memoria de La Morada en relación con la memoria del movimiento feminista, lo pensamos como un compromiso con las luchas pasadas, las presentes y por cierto las futuras, un compromiso con y para el movimiento feminista. Lo concebimos como un espacio vivo que nos permite volver sobre lo que hemos hecho juntas, sobre el registro de nuestras cosas, de lo que La Morada ha hecho en términos de pensamiento, de acción política, de formación, de discusiones. Tiene muchos componentes técnicos, historiográficos, archivísticos, pero un archivo no es un objeto muerto, un objeto fetiche o un monumento que solamente se pueda mirar. La idea que nosotras estamos instalando con este proyecto es poder hacer un archivo vivo y para eso estamos reuniendo documentos muy variados, – actas, cuadernos, fotografías, videos, cassettes, publicaciones, afiches, entre otras- Nuestra invitación a quienes han formado parte de La Morada a lo largo de su historia es que puedan donar sus archivos personales para conformar entre todas un archivo colectivo y de acceso público.

Este Archivo es el derecho a la memoria de las feministas de ayer, hoy y mañana. La memoria es clave en el avance de la democracia, en el trabajo de resistencia contra diversas formas de discriminación y en el trabajo de garantías de no repetición.