Palabras de presentación de la re edición del libro “Tejiendo Rebeldías: escritos feministas de Julieta Kirkwood, hilvanados por Patricia Crispi”. 

Santiago, 05 de abril 2024, Feria del Libro de Recoleta

De izquierda a derecha: Patricia Crispi, hilvanadora de Tejiendo Rebeldías; Margarita Humphreys, integrante de La Morada; y Silvia Aguilera, LOM Ediciones

Margarita Humphreys Ostertag

Quiero dejar aquí una palabra colectiva ante la invitación a hablar del por qué de la reedición de este libro.

Eran dos ideas que se encontraron, se anudaron: la idea sobre la razón de esta reedición y una idea conceptual que ha estado presente en alguna de nuestras discusiones.

La loca – razón de reeditar este texto.  La razón de esta reedición es su mismo gesto. Es su propuesta misma.

Re-editamos porque queremos volver a traer un pensamiento en un nuevo paisaje social, re-editamos para ver qué aparece de novedad o producción, re editamos, Re-editamos por porfía e insistencia. Porque queremos saber. “Y el querer saber se parece a la rebeldía” (Tejiendo Rebeldías: 105)

¿Cómo se inscribe este texto en La Morada de hoy, en los bordes del siglo XXI, a 40 años de su existencia, a 50 años del golpe? 

“Había que tener 50 libros, y en el espectro el feminismo y en el feminismo no puede no estar la Julieta”, me dice ella1.

“Había que tener” es una apelación, una especie de mandato a la memoria como ejercicio, como acción, trabajo de recopilar aquellos jirones que quedaron de la experiencia (un papel, imagen, palabra escrita, palabra leída, palabra escuchada). Porque la memoria es un tramado de cosas a la manera de un “bricolage” (Tejiendo: 106), una compostura propia (como acción y como nombre). 

La re-edición de este texto tiene que ver con la memoria de La Morada y cómo se inscribe (ésta) en la memoria feminista. La idea de traer al presente -volver – revolver, que es una de las maneras de figurar la relación inaugural que tiene el feminismo a lo instituido, o a lo dado, y que es su saber o su sabiduría.

“En ocasiones el saber feminista tiene aires de bricolage” se lee en el texto de Julieta (Tejiendo, 106).

Reeditar este libro es una acción al modo de bricolage, un gesto de memoria entendido como resistencia y también como revuelta. 

Porque sólo hay memoria activa y colectiva en el gesto de  re-volver – de traer al presente las paradojas específicas que el feminismo (este feminismo) guarda. Paradojas como la relación de las mujeres al poder, la relación del poder al estado, la autonomía feminista y la militancia política. Pero también la paradoja o tensión entre acción- pensamiento; entre lo personal – lo político, entre privado y público, entre la teórica y la práctica. 

Con esas “falsas dicotomías”,  sabemos a partir de Julieta, que se teje un nudo

La lectura de este texto me hace pensar en la memoria como nudo y éste como vías de una política feminista. 

Las moradas de estos tiempos llevan la memoria de los distintos desvíos que muchas otras organizaciones, mujeres y colectivos han transitado, más o menos forzadamente y casi siempre en resistencia. Con voluntad política y una apuesta programática que combina teoría – investigación – activismo – comunicación e incidencia, reafirmamos la posibilidad de encontrar otras formas de lazo – pacto – convivencia y vínculo social, al poder, al Otro y a nosotras mismas. 

Como organización feminista, La Morada reafirma su trabajo crítico para interrogar todas las formas de dominación.

Y a 40 años decimos que estamos (en) contra (de) Todos los Golpes.  

En este gesto porfiado  se instala para mí este libro, en la memoria de La Morada, la de 40 años que se cuentan en el cuerpo, el personal y el social, colectivo. Ese cuerpo que ordenó las formas de organización, de administración de los recursos, los espacios, los tiempos, las partes, las casas. Algunas ya no están, algunas se han silenciado. Quiero pensar que están y hablan de lejos, bajito, no tanto porque la presencia sea mi obsesión, sino por el deseo permanente de memoria donde todas puedan encontrar su morada.

  1. Referencia a una conversación con Verónica Matus, el mismo día.
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